La mayoría de las personas no conservan ningún recuerdo de su vida antes de los 4 años; empezamos a tener más recuerdos de nuestra infancia a partir de los 7 años, pero ¿qué ha pasado con todo ese tiempo? ¿por qué no recordamos nuestros primeros años de vida?
Por Christiane Drummond
Ciudad de México, 12 de enero (TICbeat/SinEmbargo).- Cuando más experiencias nuevas vivimos es durante nuestra niñez, sin embargo no somos capaces de recordar casi ninguna de ellas. La amnesia infantil afecta a la mayoría de los adultos: somos incapaces de recordar nuestros primeros años de vida.
Hasta los 4 años los recuerdos son casi inexistentes; de nuestra vida entre los 5 y 7 años tendemos a recordar algunos detalles…pero se caracterizan por ser más bien escasos y borrosos. Probablemente cuando intentes evocar momentos de tu niñez la mayoría serán acontecimientos que sucedieron a partir de los 8 años, edad en la que empezamos a tener memoria más clara y completa.
Esta falta de recuerdos no es consecuencia del paso del tiempo; es cierto que con los años los recuerdos cada vez son más lejanos e imprecisos, pero la falta de recuerdos durante nuestra niñez es mucho más acentuada. Entonces, ¿por qué no recordamos nuestros primeros años de vida?
Se trata de una duda que inquieta a muchos adultos, llegando a plantearse por los usuarios en Quora. El neurocientífico y psicólogo Fabian van den Berg resolvió la duda de la comunidad virtual, explicando que los expertos tendían a barajar dos posibles respuestas: algunos alegan que los niños no tienen capacidad de generar recuerdos, ya que esta habilidad se desarrolla más tarde; otros mantienen que los niños si generan recuerdos, pero son inaccesibles.
La última explicación se basa en que los niños generan recuerdos de manera diferente a los adultos debido al lenguaje, dificultando su comprensión con los años. Cuando un niño habla sobre su día no tiende a mencionar los 5 elementos quién, cuándo, dónde, por qué y cómo, menciona unos pocos. Esto supuestamente provoca que generen recuerdos débiles.
No obstante, ninguna de las dos respuestas son completamente correctas, a los niños no les falta lenguaje y también está comprobado que generan recuerdos. La razón real es más bien una mezcla de ambas, y el proceso de formación y plasticidad de nuestro cerebro tiene mucho que ver.
Cuando somos niños nuestro cerebro crece y cambia continuamente, y las áreas encargadas de la memoria también cambian. Van den Berg plantea el cerebro como un esqueleto lleno de elementos almacenados dentro de una red; cuando sentimos un estímulo se activa uno de esos elementos y viaja a través de la red activando el resto de elementos, rellenando los huecos libres y creando así un recuerdo.
Lo que ocurre es que para que esos recuerdos se conservan, esta red debe estar intacta. Cuando somos niños nuestro cerebro cambia, rompe la red y separa los elementos, dejando solo recuerdos pequeños, débiles y separados. La abundante información que recibimos cuando somos niños se abre hueco y mueve los recuerdos anteriores.
“Olvidamos porque recuerdos ineficientes son creados por sistemas cognitivos ineficientes, y se almacenan dentro de estructuras ineficientes“, explica van den Berg. Por ello, tu “yo” de los 5 años probablemente recuerde una experiencia que vivió tu “yo” de los 4 años, pero se trata de un recuerdo demasiado débil como para perdurar en el tiempo y no desaparecer con el desarrollo del cerebro y el constante movimiento dentro de la red de elementos.